Seguidores

lunes, 27 de octubre de 2014

¿Y tú decías que eras mi mejor amigo?

Me dijiste que siempre estarías conmigo pasase lo que pasase, miro atrás y aun no me explico que pasó. Llevo dos meses sin dirigirte la palabra, tengo miedo, miedo de hablarte, de que no me hables, porque se que es eso.
Van pasando las semanas como agua de lluvia, los meses como pétalos de rosas.
Dijiste que siempre podría contar contigo.. Y hace unos meses te necesitaba y no estabas ahí, que eras mi mejor amigo o según eso pensé.
Te veo, te pienso, me entran ganas de mandarlo todo a la mierda, solo por llorar, por querer saber que paso ese día, ese mes, esa semana, no me explicó como. El corazón se me rompió a los pocos días, de que me pusieses excusas, ahí me dí cuenta de todo. Sigo dándole vueltas al asunto, después de tanto, te tengo olvidado, me hicistes sentir vacía, con un corazón que no latía, me dolía al saber lo que hicistes.. pero ya no importa la vida sigue, sin ti.
Me dado cuenta de tantas cosas, lo primero que hice, fue perder la cabeza por alguien que ni si quiera se acuerda de que existo, de que aquel día se nos fue de las manos; de que ya no seras nada, ni estarás ahí para ayudarme..
¿Y tú eras quien decías que eras mi mejor amigo? Ya lo he visto. Gracias por estar ahí, por todo, no eres nadie, ni seras nada!
Me haces gracia cuando me ves conectada, te desconectas. ¡Que pena me das!

martes, 7 de octubre de 2014

Noche de invierno

Tardes de invierno sintiendo el frío en mi cara, llevando una chaqueta traspasaba el frío por mis huesos. Tardes de atardeceres sentados en un banco viendo anochecer, en aquel parque dónde nos besamos. Sentir mi boca fría y el aliento humo como si fuera cigarrillo de vapor blanco. Frío. Mucho frío. Pensar que no sabes que hora es, ni que temperatura podríamos estar, mirar el cielo y ver las estrellas brillar, mirar las calles vacías y sentir aún más frío dentro de ti. Los pies congelados con dos pares de calcetines, pensar que necesitas fuego o hacer una mini hoguera y sentir el calor en tu interior.
Sentir que caminamos de la mano para sentir que estamos unidos, solo calor entre nosotros.
Empieza a llover salimos corriendo nos refugiamos debajo de un árbol, de mientras nos acercamos despacio sentimos nuestro aliento frío y cálido, necesitamos algo y no sabemos qué hacer, seguimos mirándonos tan cerca que nuestra narices se rozan sin más. Llega el momento y nos besamos. Tras un rato estar besándonos nos damos cuenta que la lluvia había parado de llover, salimos de nuestro escondite árbol, y al pasar por aquel paso de cebra, empieza de nuevo a llover con demasiada fuerza nos pusimos empapados de arriba a abajo sin más; hasta que nos quedemos en un sitio fijo, debajo de una gran carpa de un restaurante.
Al despertarnos al día siguiente y ver el amanecer en aquel parque y el fresco que hacía, sentí que era la hora de irme, a casa, mientras el sol se ponía y ya sentía el calor en mi ropa.
Esa noche de invierno sentí las calles vacías y el frío en mí, como nunca antes lo había sentido. Me marcó para siempre.