Echo de menos tus buenos días amor, tus buenas noches princesa descansa. Hasta tus te quieros, tus besos aunque no los pudiera sentir, ni rozarlos, pero con eso me hacía sentir viva de esa llama que brotaba un poco más de la realidad de un mañana. De esas ganas de verte. De poder abrazarte y sentir tu olor de tu perfume, de comerte el cuello a besos. De saber que estabas a mi lado y con eso me hacía sentir de maravilla. ¿Que pasó con todo esto? Dime. ¿Dime, por qué desapareció de la noche a la mañana, o de una simple tarde? ¿Dime? ¿Sabes la respuesta? Porque contigo no derrame ni una sola lágrima, eso sería bueno. ¿Esperas que te hable yo? Yo espero que lo hagas tu. Y así nos quedemos los dos esperando, por ver quién comenzaba. La espera es larga y dura, nunca sabes quién puede aparecer de repente en tu vida y olvidarte de la otra persona, qué te hizo sentir miles de cosas. ¿Tú lo harías? Supongamos qué si. Lástima que no pudiera leerte la mente, pero si tu mirada. Esa mirada qué decía de todo, sin soltar ni una palabra de tu boca, sin hacer ningún movimiento.
¿Dime, qué pasó? ¿Que te sé ocurre en estos momentos? Me gustaría saber en que pensarás. ¿Por que eres así de duro y egoísta, contigo mismo? ¿Dime? Quiero oírte. Joder, tan difícil es decir lo qué te ocurre? Yo creo que no. Piensa. Dime que todo a cambiado. Que ya no me quieres, como ese primer día en que sentiste mariposas dentro de tí. Dime una palabra. Sólo dí que ya no eres el mismo. Que esa persona te ha cambiado por completo, hasta la manera de pensar. Didlo, joder! ¿Tanto te cuesta?